domingo, 18 de diciembre de 2016

Dios y Didita

Una compañera de trabajo tuvo a su hija un año antes de que yo tuviese a la mía. Esto significó que yo pude utilizar mucha ropa que a su hija ya no le servía.
Con la ropa, vinieron juguetes y un montón de objetos que utilizan los bebés. Entre todo ello llegó un dudú. Un dudú o doudou es básicamente un pedazo de trapo con cara que los bebés utilizan para dormir. Con él se suelen tapar la cara si hay luz o simplemente lo agarran mientras duermen.
Seguramente por desconocimiento de mi mujer nosotros siempre lo llamamos Didí.
Del mismo modo que la mayoría de los objetos que se les da a un niño no triunfan o no lo hacen más de veinte minutos, hay otros, una minoría de privilegiados, que sí lo hacen.
Didí se convirtió en compañero inseparable de mi hija. Desde hace más de cuatro años, a mi hija le es imposible pasar la noche sin él. Incluso por el día, durante años, tuvimos que salir de paseo con Didí. Si me diesen un euro por cada vez que me he tenido que levantar en medio de la noche a buscar a Didí porque se le había perdido dentro de la cuna o se había caído al suelo, tendría para irme de vacaciones una semana a todo tren.
Lo hemos perdido en la calle y lo hemos vuelto a encontrar. Nos lo hemos olvidado en casa de mis suegros e ido a por él como el que se deja a otro hijo olvidado. Hemos hecho maravillas para lavarlo y tenerlo seco esa misma noche. Mi hija lo ha mordido, olido, cuidado, se ha pelado con él, nos ha dicho varias veces que Didí la ha pegado, se ha bajado de la silla para que Didí fuera en ella, se ha tardado en colocar mucho tiempo en los columpios para que Didí se subiese con ella.
Hace dos años Didí se cambio de sexo y pasó a ser una chica. Desde entonces es Didita. 
Didita a veces es una amiga de mi hija, otras veces es su hija, otras su hermana, otras su madre.
Lo más interesante que yo he visto es que, a veces, cuando la reñimos mucho, la metemos en la ducha por la fuerza o cuando va al médico y la tienen que vacunar comienza a llamar a Didita. Tenemos que darle a Didita para que se calme. Se agarra a ella de una manera feroz. 
Ya está aquí Didita. Nada malo me puede pasar o al menos las cosas no pueden ser tan malas con Didita.
Didita es un muñeco de trapo y no evita la ducha o la riña.

Los dioses ni siquiera han tenido la existencia material inanimada de Didita. Les hemos construido templos, oraciones, teorías, arte, guerras... pero no vamos nunca a dejar de ser minúsculos seres indefensos por mucho que nos agarremos a ellos. Pero necesitamos es sensación de cogernos. De agarrarnos a algo.

Gran hermano 2


¿Quién vigila al vigilante?

Artiodáctilos 

Una religión en la que no hay metáforas con camellos no puede ser seria.

sábado, 12 de noviembre de 2016

La riqueza

Son tantos los mails y las cartas recibidas, tantas las páginas visitadas, tantos los comentarios y las personas interesadas y tantas las conferencias a las que he sido invitado que no me queda más remedio que continuar con esta sección favorita del público de "Cambia de vida, hazte liberal".
Hoy voy a intentar explicar el concepto de la división de la de riqueza.
Quién hoy en día no está familiarizado con ese tipo de frases como "El 1% de la población tiene el 99% de la riqueza mundial" que cada año va cambiando, disminuyendo la primera cifra y aumentando la segunda.
Para mucha gente la riqueza -y hablo de la riqueza global, de la riqueza del mundo- se podría fijar en una cifra exacta e inamovible. Por ejemplo, "la riqueza del mundo equivale a un litrón de citrones", o si son más exactos "equivale a un millón de dinamones", o si son aún más exactos "equivale a 754,28763401 quintillones de euros".
Visto así es normal que se hagan intentos por decir que hay una cantidad de gente que posee una porcentaje de esta riqueza.
Eso es un error.
¿Por qué? Pues porque la riqueza NO ES ESTÁTICA. Es decir, es dinámica. Es decir, se crea y se destruye. Por ejemplo, si yo me levanto un poco bárbaro y quemo la biblioteca de Alejandría. Estoy destruyendo riqueza. Si me levanto constructivo y cojo acero, electricidad, carbón y los transformo en la torre Eiffel estoy generando riqueza.
Lo importante de la lección de hoy es por tanto aprender -cosa que no os creáis que sabe todo el mundo- que la riqueza es dinámica, se crea y se destruye.
Como nos sobran aún muchos minutos de clase y ya hemos aprendido todos la lección me extenderé en un ejemplo sobre la creación de la riqueza que se me ha ocurrido y que me parece muy didáctico.

Se cuenta esta anécdota de un famoso pintor comunista llamado Picasso. (Yo no sé si es real o no, pero me sirve de ejemplo ilustrativo). Se dice que estaba un día cenando y bebiendo en un restaurante con sus amigotes de la cultura. Cuando llegó la hora de pagar resultó que el pintor no llevaba dinero (no sé si aposta por estar acostumbrado a que le invitasen o porque de verdad se le había olvidado). Así que el propietario habló con él para buscar una solución. Picasso, muy tranquilo dijo que eso lo arreglaba él rápidamente. Cogió su servilleta hizo un dibujo en ella y se la dio al dueño del restaurante. El dueño del restaurante la miró y le dijo que no estaba firmada, que si la podía firmar. Picasso respondió que si se la firmase tendría que quedarse con el restaurante.
(La anécdota bien contada aquí).

Hay varios puntos interesantes. Por ejemplo. Los productos que se sirvieron, el trabajo del camarero, el alquiler del local, la limpieza, la luz, los gastos de servilletas, cubiertos y limpieza... todo eso fue pagado por un simple dibujo que probablemente se hizo menos de un minuto.
Por tanto, el valor de las cosas no se mide por el tiempo, el esfuerzo, el trabajo o las ganas sino por el resultado final y su valor más o menos objetivo, más o menos subjetivo.
¿Convierte esto a Picasso un explotador? No, ni mucho menos. La historia, cuenta que la propietaria del local se quedó muy contenta con el trueque.

Pero a donde yo voy es en la forma en la que se creó la riqueza. Teníamos una cena con bebidas que vamos a valorar en al menos 100 euros actuales ya que parece que eran varios los comensales. Por otro lado tenemos una servilleta y un carboncillo. Vamos a valorar la servilleta en 3 euros y el gasto del carboncillo en un centimo de euro. Si sumamos los tres euros, el céntimo de euro y el minuto de tiempo de trabajo para dibujar nos sale un resultado de 100 euros. Es decir, el mundo, en el que antes había 3,01 euros, un minuto más tarde tiene 100 euros. Se ha producido un aumento de la riqueza mundial de casi 97 euros.
¿Alguien se ha empobrecido? No. ¿Alguien se ha enriquecido? Sí, todos. Probablemente la que más la propietaria de la tasca.
Efectivamente no todos o, mejor dicho, casi nadie tiene esa capacidad de generar 100 euros en un minuto (recordemos que los tres euros de la servilleta no eran de Picasso). Por eso a los que son capaces de generar tanta riqueza hay que cuidarles y no atacarles.

miércoles, 12 de octubre de 2016

miércoles, 31 de agosto de 2016

Los cruzados

El final para mí fue lo más puro, lo más real.
Un doctorado después de una larga carrera.
Navegando solos, contra el viento y contra la mar.
Casi sin puertos en los que recalar.
Con la proa siempre orientada hacia el norte.
Sin faros a la vista. Guiándonos por las estrellas.
Por nuestra estrella.

Otros combates, otras trincheras. Mis dos caballeros andantes y yo.

Again

¿Es esto a lo que llaman 'El eterno retorno'?

domingo, 28 de agosto de 2016

sábado, 27 de agosto de 2016

Héroes mercenarios

De pequeños la televisión estatal nos adoctrinaba sobre la maldad del capitalismo y las bondades del marxismo a través de un programa infantil de televisión -hoy sobrevaloradísimo- llamado La Bola de Cristal.
Pero lo que de verdad nos gustaba y nos sigue gustando eran series ochenteras estadounidenses como El Equipo A.
El Equipo A es claramente -y seguro que son pretenderlo- una serie anarcocapitalista. El argumento que se repetía en esta serie era el de un grupo de personas que, amenazadas injustamente por otras más armadas, contrataban a un grupo de mercenarios para que les proporcionaran a cambio de dinero la protección que no podían recibir del estado.
Los malos generalmente estaban organizados en mafias que, obviamente, tenían relación con algún poder público. Ya fuese el sheriff del condado, el gobernador estatal o algún monopolio o concesionaria.
El Equipo A, estaba formado solamente por cuatro o cinco miembros que tenían una clara división de tareas. Eran veteranos, con experiencia y altamente especializados.
Su infraestructura era mínima. Apenas contaban con una furgoneta (muy molona para la época, eso sí) y unas pocas armas plateadas.
Aun así eran capaces de cargarse al grupo oponente que contenga con una implantación, personal, organización, infraestructuras y poder económico superiores.
Históricamente nos podemos encontrar con cientos de casos donde una pequeña guerrilla pone en jaque a ejércitos regulares muy superiores en número y poder. Actualmente lo vemos con el llamado ISIS.
Su tarifa era alta. A veces no la cobraban, lo  que era un gesto de solidaridad, ya que era voluntario. No había coerción externa.

Se daban pues muchos de los principios anarcocapitalistas. Voluntariedad, nadie te obligaba a contratar o a pagar al Equipo A. Crítica al estado, el estado ni siquiera es capaz de protegerte, genera monopolios, favorece a la mafias. Defensa la propiedad privada, la defensa de la propiedad es esencial. Libre mercado, el comercio es defendido como la base de la creación la riqueza. derecho a la vida, ningún malvado moría, no había ejecuciones. Libertad para la posesión de armas.

Es cierto que una vez detenidos los malvados los entregaban a la justicia estatal, lo cual constituye una cierta contradicción con la filosofía libertaria, pero los guionistas tenían que resolver los epílogos en un minuto y no creo error hubiese tiempo para mucha floritura.

jueves, 25 de agosto de 2016

Perdidos

Viajando a cien mil kilómetros por hora. Repitiendo los mismos comportamientos. Buscando seguridad en rutinas. Fingiendo que lo hacemos bien.
Autoengañándonos.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Cuando te vayas

Me despierto pensando en que te he visto más lento que la última vez.
Sé que ya han dado las diez en tu reloj aunque yo me empeñe en no verlo.
Me rompe el corazón cuando me hablas de vidas independientes o de tu futuro inmediato.
Padres eternos de nuestros cuentos de hadas irreales.
Ni en mil años de rodillas te agradecería todo el sacrificio y el amor.

No estoy preparado.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Comedores de pipas

Los comedores de pipas ya están aquí.
Han estado todo el día en la playa. Se han dado una ducha rápida, se han vestido sus pantalones piratas, se han comido un bocadillo y ya han comprado dos bolsas de pipas en el kiosko.
Ya pasean con sus caras aburridas delante de las terrazas mirando a sus ocupantes y a sus consumiciones.
Con sus perritos, sus sillas de bebé, su bolsa bandolera, su cigarro y sus sandalias.
Tienen que volver morenos para que los vean en sus trabajos que les permiten pagar sus hipotecas disparatadas, sus iPhones y las próximas vacaciones de cinco días.

Faroleros

¿Qué sentido tiene que en el año 2016 los encargados del mobiliario urbano sigan empecinados en comprar e instalar farolas del estilo del siglo XIX en todas partes?


* Añadido el 26/08/2016. Me dicen que uno de los problemas más graves de estas farolas es que iluminan principalmente a la altura de del foco en vez de hacia abajo. Esto provoca que haya muchas quejas de vecinos que viven en las plantas bajas. A su vez, toda esa contaminación lumínica es energía que se desperdicia iluminando menos lo que tiene que iluminar y más lo que no tiene que hacer.

martes, 16 de agosto de 2016

El que más grita

El que más grita en el bar suele estar hablando de fútbol.
El que más grita intenta aparentar que es el que más sabe.
El que más grita quiere pasar por el más interesante.
El que más grita intenta demostrar que es el más simpático.
El que más grita permíteme hacer saber que es el que conoce a más chicas.
El que más grita hacer creer que está de vuelta de todo porque ya todo lo ha vivido.
El que más grita exterioriza que es el que mejor se lo pasa.
El que más grita no tiene nada interesante que decir.
El que más grita es el más ignorante.
El que más grita es el más aburrido.
El que más grita del bar no llega ni a graciosete.
El que más grita no liga nada.
Para el que más grita el tiempo está pasándole por encima.
El que más grita está aburrido. Está solo. Está triste.
Grita en el bar con sus colegas y llora en la habitación con su soledad.

sábado, 13 de agosto de 2016

Periodismo olímpico

Estoy siguiendo algunas de las competiciones de las Olimpiadas de Río. La retransmisión por televisión la hace TVE.
He comprobado que la forma de seguir cada evento en que hay participación española suele seguir una pautas.
Al comienzo se nos presenta al español como un oro prácticamente asegurado. A medida que la competición avanza y el español comienza a verse reflejado de los puestos dominantes, se presenta esta situación como una pequeña dificultad que se solventará fácilmente. Cuando la pérdida de posiciones ya parece clara y la recuperación es imposible se nos informa de la dificultades, lesiones, problemas familiares, líos federativos, muerte de su entrenador o cualquier catástrofe que en los últimos meses ha estado envuelto nuestro deportista. Finalmente, nos enteramos de que ese medallista seguro tenía como mejor marca la 224ª del mundo este año y su mejor puesto fue un quinto en unos Juegos del Mediterráneo de haber ocho años.
Pero a lo que vengo es a hablar de otra cosa. De populismo.
La muestra más clara es cuando un deportista español consigue medalla. Generalmente nuestra medallista suele ser una mujer o un equipo femenino, en deportes que no practica ni el Tato. Deportes en los que no sabes si el partido tiene dos tiempos o cuatro, que te sorprenden con tarjetas verdes (¿ecológicas?), o que no sabes ni entiendes el sistema de puntuación, repesca o que existiera categoría femenina.
Pues ahí tenemos a nuestra pareja de periodistas deportivos. La octava Olimpiada de una y la sexta del otro. Más de cincuenta años de experiencia entre los dos. Enfrente de ellos nuestro medallista. A mi se me ocurren media docena de preguntas. A nuestros entrevistadores se les deberían de ocurrir al menos el triple por cabeza. Pero las preguntas -independientemente del metal de la medalla, sexo del triunfador, marca, participación, competición individual o por equipos- siempre son las mismas: cómo te sientes, a quién le dedicas la medalla, quieres mandar un mensaje a toda la gente que te ha apoyado, quieres saludar a los vecinos de tu pueblo que se han quedado hasta la tres de la mañana para verte.
Durante una hora pueden hacer preguntas girando sobre estos asuntos sin que nos enteremos jamás de su trayectoria, la edad a la que se iniciaron en el deporte, su opinión sobre sustancias prohibidas y su uso en la competición, sobre si el deporte profesional puede ser dañino para el cuerpo o cómo lo transforma y las consecuencias externas que eso trae consigo. Lo que sea.
El aspecto más patético es la búsqueda de la lágrima. Ya sea durante la propia entrevista o repitiendo el vídeo de la entrega de las medallas, se busca la imagen del deportista llorando. Como si llorar nos hiciese más humanos después de verlos durante días sudar a chorros.
No creo que los periodistas sean tan cortos de recursos. Estoy convencido de que hacen lo que le piden sus jefes. Sus jefes, a su vez les exigen lo que el público demanda. Y que deberían negarle pero no se atreven. El público quiere falsa modestia, papás orgullosos, entrenadores felices, vecinos exultantes. Todo regado de lágrimas. De muchas lágrimas.

Y de mocos.

martes, 9 de agosto de 2016

Encontrada

Sí. Escondida entre hortensias y camelias en un parque de Navia.
Sí. Era ella. La última cabina telefónica completa. Con su auricular y todo su equipamiento.
¿Para qué sirve?
Pues si ustedes fijan en la parte inferior de la cabina se puede apreciar que alguien ha orinado.

sábado, 6 de agosto de 2016

Voladores

Desde que tengo memoria me han fascinado las fiestas de los pueblos.
Mi fascinación no debe interpretarse positivamente.
Una de las cosas que más me han llamado siempre la atención son los voladores. Así los llaman en mi pueblo. No sé cuál será su denominación en otras zonas ¿petardos, cohetes...?
El volador consiste en un palo muy ligero del tipo de los juncos esos que crecen junto a los ríos, al que se le une un cartucho de pólvora y una mecha. Al encender la mecha el volador sale despedido y en unos tres, cuatro o cinco segundos aproximadamente explota.
Diciéndolo educadamente siempre me han molestado enormemente.
Son peligrosos. Son ruidosos. No aportan nada positivo a las fiestas de los pueblos, que ya son de por sí vulgares.
Imagino que su función viene del pasado cuando ir de un pueblo a otro era algo así como hoy ir de un una comunidad autónoma a otra. Tirar un petardo para que los pueblos de al lado se enteren de que hay una fiesta y se unan o se fastidien.
Hoy para informar de la fiesta ya existen periódicos, carteles, programas de las fiestas, tablones de anuncios, internet...
Otra posible función del volador es la de informar del inicio de un acontecimiento. Por ejemplo, que empiezan los pasacalles, alborada o como se llamen los gaiteros y tamborileros esos que recorren el pueblo a las nueve de la mañana después de que la orquesta estuviese atronando a todo el pueblo hasta las seis y media. Lo cual no tiene el más mínimo sentido.
Pero es que también se usan para anunciar final del evento. En mi pueblo, en las sardinadas que se hacen durante el verano, cuando se acaban las sardinas, tiran voladores. No uno, ni dos. Unos cuantos. Lo malo es que las sardinas se pueden acabar a las dos de las mañana. Lo  cual a los vecinos que estén durmiendo, ya sea porque trabajen al día siguiente -por ejemplo pescando sardinas-, porque a la mañana siguiente tienen cosas que hacer, porque son niños, personas mayores, enfermos... le tiene que hacer una gracia de órdago.

Todo es esto me sirve como entradilla para lo que realmente vengo a contar. Quiero hablar del tipo que tira los voladores.
Les vengo haciendo un seguimiento desde que era crío.
Yo no diría que son exactamente el tonto del pueblo pero sí pertenecen a ese orden, reino, género, familia, tipo, especie o algo relacionado.
El que enciende los voladores es el típico tonto pero que se cree listo. El que está convencido de que todo lo hace bien.
Es tan tonto que cree que realmente es una figura clave para sacar adelante las fiestas. Piensa que para encender un volador se necesitan unos conocimientos equiparables a los de un ingeniero aeronáutico. Mataría si le ofreciesen a otro la crucial tarea de tirar los voladores. Siempre piensa que todo el mundo lo mira. En el fondo es una actividad que parece hecha especialmente para él: poco trabajo, poca complicación pero con resultados vistosos o, al menos, sonoros. Le gusta ser contemplado por su hijo pequeño mientras lanza petardos al cielo para que tenga un recuerdo vital de lo importante que era su padre. Días de gloria con su panza y ese cigarro con el que prende la mecha. La octava salva ya la envía al cielo mientras sostiene un vaso de plástico con su vino cosechero del mismo modo que quien demuestra que lo tiene todo dominado. La duodécima ya va con el cacharro de Ballantines en la mano. En la decimosexta se quema la mano con la que sujeta el volador al encenderlo pero ni de entera. Con la vigésima está a punto de meter el volador por la ventana de la casa del Venancio debido a la borrachera que arrastra. Después deja a los críos del pueblo que tiren los últimos voladores y acaban incendiando un pajar.
El voladores se levanta a la mañana siguiente con resaca de alcohol y tabaco, oliendo a pólvora, con una mano quemada y la otra calva y oliendo a torreznillos pero henchido de orgullo pensando en qué importante tarea le ha sido encomendada.
El año que viene rezará para que la Comisión cuente con él de nuevo.

jueves, 4 de agosto de 2016

Güija

- Indalecio, si estás entre nosotros manifiéstate.
- ¡OTAN NO! ¡BASES FUERA!
- ¡Compañero!

miércoles, 3 de agosto de 2016

La rendición de Atlas

Atlas humano, lleno de defectos. Atlas atacado, superado y agresivo.
Si la serpiente consigue que el mundo que él sujeta en solitario le odie, ¿para qué seguir?
Atlas culpable, incomprendido y siempre solo.

domingo, 31 de julio de 2016

Progreso

Basta con volar un dron de 39 euros para darse cuenta de que el mejor invento en la historia de la humanidad es el capitalismo.

viernes, 29 de julio de 2016

Hazlo

Es conocida la frase haz lo que digo, no lo que hago.
He comprobado que para mucha gente de izquierda la frase debería ser al revés.

domingo, 17 de julio de 2016

Rincón literario IX

- Al borde del precipicio (José M. Águeda). Un libro de aventuras para jóvenes que parece el guión de una serie de TV sueca de los 70 olvidada. Mal escrito, repetitivo, sin una estructura clara, personajes mal definidos. Una completa pérdida de tiempo. De los peores libros que he leído jamás.

- Alfred Hitchcock. La cara oculta del genio (Donald Spoto). Un estudio concienzudo sobre la figura y personalidad del famoso director inglés. Se hace especial hincapié en las partes oscuras de su personalidad y de su trato con los demás. Libro interesantísimo, sobre todo para las personas que les gusta el cine y esencial para los seguidores de Hitchcock.

- La montaña mágica (Thomas Mann). Creo que es el libro más largo que he leído en mi vida. Se me ha hecho interminable. Meses le he dedicado. Un tocho tedesco. Me pierdo en su conversaciones filosóficas. Se me queda enorme. No he conseguido entender a qué se refiere exactamente. La crítica dice que es un retrato de la sociedad de su época. Como no la conozco no puedo juzgarla y como no tengo un intelecto brillante no sé si he captado el cinco por ciento del contenido. Lo he terminado como acabé la carrera, por cansancio. Creo que les voy a sacar el mismo partido a ambos.

Step by step

Un rapero es un artista que está un peldaño por encima de un DJ y uno por debajo de un tuno.

lunes, 13 de junio de 2016

Mochila

La moda está de las mochilas me resulta muy chocante.
Gente elegante con un buen traje que luego lo acompaña con una mochila que le sienta como a un Cristo dos pistolas me
Pero supongo que es la moda y hay que llevarlo...

viernes, 10 de junio de 2016

Buen tiempo

Buen tiempo, dicen.
Llaman buen tiempo a treinta y tantos grados a la sombra. Una temperatura que no te deja salir a la calle desde las diez hasta las ocho. Que no te deja dormir. Ni trabajar. Qué convierte el transporte público en un horno húmedo.
Buen tiempo, dicen.

viernes, 27 de mayo de 2016

Evolución

En los últimos 100 años hay cosas que han evolucionado. Otras no.
El ejemplo más claro de una de las que no lo han hecho son los altavoces con forma de bocina.
Estoy seguro de que se oyen hoy igual de mal de lo que se oían cuando mandaban romper filas en los cuarteles durante la primera guerra mundial.

viernes, 13 de mayo de 2016

Pain

Si te gusta sufrir con una película te recomiendo The broken circle breakdown (aquí Alabama Monroe).
Madre mía...

sábado, 23 de abril de 2016

viernes, 22 de abril de 2016

sábado, 16 de abril de 2016

Una vida

Dícese del tiempo que media entre que tu madre comienza a escribir un mensaje de whatsapp y que lo envía.

viernes, 15 de abril de 2016

Contradicción

Dícese de ese peculiar proceso por el que una compañera de trabajo se tira media hora hablando por teléfono con otra compañera, amiga o familiar a la que explica lo saturada de trabajo que está.

jueves, 14 de abril de 2016

miércoles, 13 de abril de 2016

Visita

Uno se pregunta por toda esa gente que, a las siete de la mañana, están desayunando en la cafeterías o paseando al perro.
La misma gente que a las siete de la tarde está viendo el partido en el bar o paseando al perro.
La respuesta la encuentras cuando tienes a los suegros en casa.

martes, 12 de abril de 2016

May be

Tía, es que soy súper indecisa.
...
O no.

Última moda Latina

Vengo observando en nuestros jóvenes de origen latinoamericano una extraña disposición a colocarse los auriculares por encima de las orejas.
Supongo que es una parida perpetrada por alguien muy admirado del colectivo y que ha sido repetida por sus seguidores.

La finalidad la desconozco. El reguetón suena incluso peor así. Pero hay que reconocer que los demás tenemos que oírlo. Lo cual, supongo, es la finalidad.

sábado, 9 de abril de 2016

miércoles, 23 de marzo de 2016

Crónica conciertos 091 10 y 11 de marzo. Joy Eslava. Madrid

Cuando algunos pensábamos que nos iríamos a la tumba sin haber visto a los Cero en concierto, a finales del año pasado se anunció para 2016 una última gira del los granadinos.
Los primeros conciertos se anunciaron para el viernes 11 y sábado 12 de marzo de 2016 en la Sala Joy Eslava de Madrid. Las entradas las entradas se agotaron rápidamente. Así que se abrió otra para el jueves 10. Yo conseguí entradas para el jueves y el viernes.

No soy músico ni experto en crónicas de conciertos pero intentaré dar mi humilde visión de estos dos conciertos.

Obviamente la sala estaba repleta los dos días. Del público yo diría que andaba en su mayoría entre la treintena y la cincuentena. Había muchas parejas. Y alguna hasta con hijo adolescente.
Ninguno de los dos días tuve suerte en la posición. El jueves entramos bastante tarde y al día siguiente aunque llegué antes ya estaba todo el patio repleto. Así que los dos días oí el concierto debajo de un techo. Eso hace que el sonido esté bastante distorsionado. Supongo que se come agudos y te llega un sonido más opaco. Aún con esta limitación yo diría que el sonido me pareció bueno.

Los dos conciertos fueron -creo- iguales en cuanto a repertorio. Me da la impresión que van a hacer el mismo concierto, o muy similar, en toda la gira. No los veo arriesgando mucho en este aspecto.
Fueron muy puntuales. El jueves el concierto incluso comenzó dos minutos antes de la hora. Me imagino que por el horario contratado con la sala o por normativas de ruidos.

La lista de canciones que sonaron es muy parecida a la del Último Concierto de 1996. Supongo que cada uno echará de menos alguna canción que sustituiría por otra.

Cuando un grupo que vuelve después de veinte años, con una de las mejores listas de canciones que yo conozco se presenta ante una sala llena de seguidores abstinentes, las cosas sólo pueden salir bien.

Del concierto lo más destacable es el repertorio. Dos horas de canciones inmensas. Con algunos puntos muy altos por temas que funcionan en directo de un modo asombroso (Qué fue del siglo XX, En la calle, La torre de la vela o -evidentemente- La vida qué mala es).

El primer impacto de ver a tu grupo favorito, con su última formación íntegra, cuando ya pensabas que sólo los podrías ver en vídeos se ve considerablemente amortiguada por su actitud. No sé si serán los nervios, que los granadinos son así de siesos o que alguien les ha puesto una pistola en el pecho para volver, pero alegría lo que se dice alegría de estar vivos y tocando de nuevo un rosario de canciones fabulosas, no es lo que más transmiten.
Es cierto que el jueves Víctor, uno de los guitarristas, parecía más metido y Jacinto, el bajista, ya se parecía más a sí mismo. Pero sólo un poco más.
A José Ignacio no le vamos a pedir que nos cuente un chiste ni que se muestre emocionado. De hecho, ya ha hecho de ese pesimismo vital y de ese medio-derrotismo su marca personal.
A mí personalmente, que llevaba tanto soñando con su vuelta, no me hubiese molestado nada un poco más de exaltación. Pero esta gente tienen de populistas lo que yo de rastafari.

La gran revelación de la noche para mí fue sin duda José Antonio, el cantante. Parece que lo hubiesen congelado en el último acorde de Fuego en mi oficina en el 96 y lo sacasen de la nevera para los conciertos. No es tan comunicativo entre canción y canción como yo me imaginaba pero es sin duda el más carismático en escena.
Preocupado en cantar bien se mueve el escenario sin histrionismos. Gran cantante con imagen y solera. Transmite un aire entre rockero y gitano muy especial.
El que me pareció que menos disfrutó de los conciertos fue Tacho, el batería. Le suponía más pegada, más seguridad en el tempo y una mirada al frente. Parecía como si estuviese vigilando un repertorio pegado al suelo debajo del charles. Quizás fue a él al que le pesó más la responsabilidad.

He de decir que tras dos días de concierto de los Cero, el sábado tenía cierto síndrome de abstinencia. 
Espero quitarme el mono lo antes posible.

miércoles, 10 de febrero de 2016

aleteo

Dicen que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Incluso el aleteo de una mariposa puede tener repercusiones.
Pero al que dijo esto yo le preguntaría: ¿De verdad hubiese cambiado algo si Presuntos Implicados no hubieran existido?

lunes, 8 de febrero de 2016

Lento

- Tío, internet en casa me va muy lento. Tenemos que dejar de vernos
- Pero... ¿por qué?
- Mi mujer me ha dicho que tengo que cambiar de compañía