viernes, 9 de noviembre de 2007

Cadáveres

Una vez me contaron que en un hospital había muerto un travesti.

Cuando lo supieron, algunos miembros del personal, fueron al depósito de cadáveres para ver qué tacto tenían sus pechos operad s.

En el momento que me lo contaron me pareció horrible para la persona que había fallecido.

Esta mañana me volví a acordar de esa historia. Al principio volví a recordarlo como algo desagradable. Pero después me paré a pensar que, realmente, para el muerto carecía totalmente de importancia lo que hiciesen o dejasen de hacer con su cuerpo. En todo caso es a los demás, a los que seguimos vivos a los que nos importa porque en el fondo hay un sentimiento de "me puede pasar a mí".

Después pensé en que cuando morimos, nuestro cuerpo ya no somos nosotros. Aunque toda nuestra vida hayamos visto que a los cadáveres se les entierra como si realmente fuesen personas, lo cierto es que ya no son nada. Quizás sólo pueden representar la última apariencia exterior que tendremos.

Luego me di cuenta de que hay gente, en algún momento de su vida deja de ser una persona para convertirse en otra.
Pero muy pocos se dan cuenta porque no dejan tras de sí un cadáver.