lunes, 17 de diciembre de 2007

Alta suciedad

Hasta que uno no intenta desatascar el baño de casa, no tiene conciencia de lo cierta que es la frase que dice: "Hay otros mundos. Pero están en este".

domingo, 16 de diciembre de 2007

Toli y el Soul

No recuerdo bien si era un concierto-cumpleaños o concierto-venta-enrique. Ni siquiera qué época era para el grupo. Sólo recuerdo que era Carnaval.
Tocábamos en una sidrería, en un bajo. El público estaba compuesto prácticamente en su totalidad de amigos y familiares.

Desde hacía semanas, Toli se había empeñado en decir que al grupo le faltaba soul. "¡Al grupo le falta soul!", acabo de recordar que era su frase.
Para cubrir este -en su opinión- gran vacío, decidió una solución a mayores: meter entre las versiones un tema de James Brown.
Tras la típica refriega, no recuerdo con quién, de que no sustituyese al Livinlovin. Toli se salió con la suya. Como siempre.
Y es que a cabezón nunca le ha ganado nadie.
Recuerdo vagamente la canción. Tenía una parte central en la que la voz principal se quedaba sola diciendo Baby, baby, baby varias veces. En el ensayo Toli decía que había visto un concierto en que James Brown, tras cantar esto, daba uno de sus famosos gritos y se tiraba al suelo haciendo el espagat.
A Toli siempre le gustó eso de ilustrar a los demás en sus propias sensaciones. Por muy ridículas o chungas que fuesen. (Como cuando nos confestó aquella oscura excitación que sentía cada vez que se encontraba ante una jaula con un loro). Aún hoy sigo temblando...
Pues bien. Llegó el día del concierto. Era carnaval. El concierto -aparte de varias gambillas desperdigadas aquí y allá típicas de cada concierto semestral- transcurría bastante animado. Gracias, sobre todo, a la ingesta de alcohol por una gran mayoría del público asistente (a un concierto de Los Débiles, siempre es mejor ir un poco tajadete) y a la falta de gusto musical de la sociedad actual.
Llegó el momento de la versión del Babybabybaby. Un momento, que para la pequeña historia de Los Débiles, resultaría ser uno de sus más grandes y ridículos hitos.

El tema digamos que "transcurría". Por buscarle las cosillas mejorables decir que, debido a la típica sobreexcitación de la sección percusiva, la canción iba un poco petada. Los coros, como siempre, algo desafinados en relación con la voz principal -porque la que estaba desafinaba era esta-. Pero transcurría.

Yo no sé si fue el alcohol, si fueron los gritos de "Toli eres el mejor, pero discúlpate con Navia", los defectos psicomotrices innatos en Toli, los nervios o la mala suerte; pero cuando Toli se quedó sólo gritando Babybabybaby, todos los del grupo presentimos la tragedia.

Toli, cegado por la idea de dar un poco más del talento que la madre naturaleza depositó en él, tomó una decisión que resultaría fatídica.
Lo peor no fue dar un grito a lo James Brown. (Hay quien dijo que había resultado el intento más lastimero que nunca nadie había hecho antes para imitar al rey del Soul), sino lo que perpetró a continuación.
Toli dio un salto al aire con la idea final de hacer un amago del espagat. Luego nos contó que simplemente pretendía hacer un esbozo de la postura a modo de especie de homenaje al viejo Brown.
Quizás fue una Mahou derramada por algún beodo, quizás fue la propia condensación del local o tal vez la babas soltadas por él mismo al cantar. El caso es que el botín del pie izquierdo no tomó la adherencia con el piso que Toli esperaba y las débiles y poco ágiles piernas de Toli se abrieron en un segundo que pareció un siglo.

Hay quien dice que comparar el grito desgarrador que se oyó a continuación con los gritos de James Brown, sería como comparar un do de pecho de Enrico Caruso con un gemido de Miguel Bosé.
Aunque la guitarra -que quedó destrozada- amortiguó en algo el golpe, el choque fue brutal.
El escroto de Toli sufrío en una décima de segundo un cambio brusco de velocidad, un golpe contra el frío azulejo y, por último, una presión concentrada de más de 145 kilos. Que pasados a Pascales sale una burrada.
Los mismos médicos que tánto éxito habían tenido con el estudio de su paladar. Tardaron tres meses en dar con su testículo derecho. Lo encontraron aún escondido entre el bazo y un riñón. Aunque hay informes médicos posteriores que incluso lo situaron en dos o tres ubicaciones aún más alejadas de su punto de partida.
Sobre el testículo izquierdo aún hoy existe una gran controversia entre la comunidad médica. Unos dicen que es el caso más espectacular desde la resurrección de Cristo. Otros hablan de milagro. Pero la mayoría de los facultativos lo consideran como un simple bulo.

Pero yo estaba allí y juro que lo vi.
Después del alarido infernal proferido por David, yo vi como la gónada izquierda de Toli salía por su boca y era lanzado hasta el fondo del local entre dos máquinas tragaperras.
Por suerte había teléfonos móviles con cámara que así lo pudieron atestiguar. (Hicimos 12 reediciones de una camiseta blanca con letras rojas que ponía "YO ESTABA ALLÍ EL DÍA EN QUE TOLI VOMITÓ SU GÓNADA". Aún hoy en día esta frase es plagiada cambiando el nombre de Toli).
Todos, en un principio pensamos que se trataba de algún resto de la digestión, un trozo de su garganta o un cacho de pulmón en el peor de los casos. Pero las fotos son contundentes y tras una pequeña comprobación de ellas se puede distinguir fácilmente que adherido a un fino hilillo de carne se encontraba un testículo humano sangriento, golpeado y solo. Muy solo.
Mientras contemplábamos el huevo humillado, a Luis y a mí se nos pasó la misma idea por la cabeza. "Menos mal, luego venía una mini versión de Elvis que Toli prentendía hacer a capella".

Desde entonces Toli ya no es el mismo. Ya no quiere hacer versiones rockeras, ni soul, ni folkies.
Ahora Toli sólo quiere hacer versiones de los Bee Gees.
Yo pienso que es porque allí, donde las costuras del pantalón forman una cruz, Toli tiene un hueco que pretende llenar con olvido, amor y falsete... mucho falsete.

Perdón por el autohomenaje

sábado, 15 de diciembre de 2007