sábado, 12 de noviembre de 2016

La riqueza

Son tantos los mails y las cartas recibidas, tantas las páginas visitadas, tantos los comentarios y las personas interesadas y tantas las conferencias a las que he sido invitado que no me queda más remedio que continuar con esta sección favorita del público de "Cambia de vida, hazte liberal".
Hoy voy a intentar explicar el concepto de la división de la de riqueza.
Quién hoy en día no está familiarizado con ese tipo de frases como "El 1% de la población tiene el 99% de la riqueza mundial" que cada año va cambiando, disminuyendo la primera cifra y aumentando la segunda.
Para mucha gente la riqueza -y hablo de la riqueza global, de la riqueza del mundo- se podría fijar en una cifra exacta e inamovible. Por ejemplo, "la riqueza del mundo equivale a un litrón de citrones", o si son más exactos "equivale a un millón de dinamones", o si son aún más exactos "equivale a 754,28763401 quintillones de euros".
Visto así es normal que se hagan intentos por decir que hay una cantidad de gente que posee una porcentaje de esta riqueza.
Eso es un error.
¿Por qué? Pues porque la riqueza NO ES ESTÁTICA. Es decir, es dinámica. Es decir, se crea y se destruye. Por ejemplo, si yo me levanto un poco bárbaro y quemo la biblioteca de Alejandría. Estoy destruyendo riqueza. Si me levanto constructivo y cojo acero, electricidad, carbón y los transformo en la torre Eiffel estoy generando riqueza.
Lo importante de la lección de hoy es por tanto aprender -cosa que no os creáis que sabe todo el mundo- que la riqueza es dinámica, se crea y se destruye.
Como nos sobran aún muchos minutos de clase y ya hemos aprendido todos la lección me extenderé en un ejemplo sobre la creación de la riqueza que se me ha ocurrido y que me parece muy didáctico.

Se cuenta esta anécdota de un famoso pintor comunista llamado Picasso. (Yo no sé si es real o no, pero me sirve de ejemplo ilustrativo). Se dice que estaba un día cenando y bebiendo en un restaurante con sus amigotes de la cultura. Cuando llegó la hora de pagar resultó que el pintor no llevaba dinero (no sé si aposta por estar acostumbrado a que le invitasen o porque de verdad se le había olvidado). Así que el propietario habló con él para buscar una solución. Picasso, muy tranquilo dijo que eso lo arreglaba él rápidamente. Cogió su servilleta hizo un dibujo en ella y se la dio al dueño del restaurante. El dueño del restaurante la miró y le dijo que no estaba firmada, que si la podía firmar. Picasso respondió que si se la firmase tendría que quedarse con el restaurante.
(La anécdota bien contada aquí).

Hay varios puntos interesantes. Por ejemplo. Los productos que se sirvieron, el trabajo del camarero, el alquiler del local, la limpieza, la luz, los gastos de servilletas, cubiertos y limpieza... todo eso fue pagado por un simple dibujo que probablemente se hizo menos de un minuto.
Por tanto, el valor de las cosas no se mide por el tiempo, el esfuerzo, el trabajo o las ganas sino por el resultado final y su valor más o menos objetivo, más o menos subjetivo.
¿Convierte esto a Picasso un explotador? No, ni mucho menos. La historia, cuenta que la propietaria del local se quedó muy contenta con el trueque.

Pero a donde yo voy es en la forma en la que se creó la riqueza. Teníamos una cena con bebidas que vamos a valorar en al menos 100 euros actuales ya que parece que eran varios los comensales. Por otro lado tenemos una servilleta y un carboncillo. Vamos a valorar la servilleta en 3 euros y el gasto del carboncillo en un centimo de euro. Si sumamos los tres euros, el céntimo de euro y el minuto de tiempo de trabajo para dibujar nos sale un resultado de 100 euros. Es decir, el mundo, en el que antes había 3,01 euros, un minuto más tarde tiene 100 euros. Se ha producido un aumento de la riqueza mundial de casi 97 euros.
¿Alguien se ha empobrecido? No. ¿Alguien se ha enriquecido? Sí, todos. Probablemente la que más la propietaria de la tasca.
Efectivamente no todos o, mejor dicho, casi nadie tiene esa capacidad de generar 100 euros en un minuto (recordemos que los tres euros de la servilleta no eran de Picasso). Por eso a los que son capaces de generar tanta riqueza hay que cuidarles y no atacarles.