viernes, 9 de julio de 2010

No soy futbolero

Es una de las frases que más he oído estos últimos días.
"Yo es que no soy futbolero" o "Esto es pan y circo".

Yo tampoco soy futbolero. Si ser futbolero significa tragarse cualquier Levante-Murcia.
Pero el Mundial es distinto. O al menos, este Mundial.

Cuando yo era pequeño la máxima hazaña que llegué a ver a la selección española de fútbol fue perder una final con un gol rarísimo que Arconada no supo parar.

Primero vinieron los Tours de Perico Delgado y algo más tarde la figura inmensa de Induráin. Un español ganando cinco tours seguidos ¡en las contrarreloj!
En tenis estaba Emilio Sánchez Vicario, que una vez le ganó un set a Lendl en una final.
Después apareció su hermana que ganó tres Roland Garros y también Conchita que ganó Wimbledon.
La selección de baloncesto quedó segunda en unas olimpiadas.
Luego vimos a selecciones de Gimnasia, de Water Polo, de balonmano ganar europeos, mundiales y olimpiadas. 
Hace unos años emergió la figura de Pau Gasol. Un español ganando títulos de la NBA, mundiales y europeos.
Fernando Alonso ganó dos campeonatos de Fórmula 1. Algo inimaginable sólo 2 años antes.
A la vez tenemos a Rafa Nadal. Con 24 años recién cumplidos ha ganado RG, el Abierto de Australia y Wimbledon y, jugando de un modo que le llegó a comer la moral del mejor tenista de todos los tiempos.
Como Induráin, nunca levanta la voz, siempre es modesto, siempre alaba a sus rivales y duda de su próximo partido aunque juegue contra el número 300 del mundo.

Pero el deporte rey es el fútbol. Y siempre habíamos vivido con el codazo de Tassotti, el penalty de Eloy, el fallo de Cardeñosa, el error de Arconada, Al Ghandour, el gol a propia puerta de Zubizarreta...
En el año 2008 por fin una generación de jugadores enormes (Xabi, Iniesta, Villa, Casillas, Cesc...) consiguió ganar una Copa de Europa que sólo habíamos ganado una vez hacía 40 años.
Este Mundial parecía prometedor hasta que se perdió el primer partido. Todo fueron dudas en esa prensa deportiva que no desmerece en nada a la prensa del corazón. Otra vez se dio por acabado el Mundial. Los jugadores eran unos vividores y el entrenador un incapaz.

Pero la selección siguió ganando todos los partidos. 
El Miércoles ante Alemania, España hizo un partido memorable. Con un gol histórico.

Quiero tomar el fútbol como un ejemplo para la sociedad española. Un equipo magnífico, que juega un fútbol precioso y que puede ganar o perder. Pero siempre tiene una actitud correcta. En el campo y fuera de él.

Muchos salen a la calle sólo por la fiesta. Muchas chicas sólo para pintarse la cara. Pero para mí generación el hecho de que España juegue una final del Mundial de Fútbol es una forma de decirnos que somos capaces de hacer las mismas cosas que los demás. De echarnos fuera un montón de complejos que nuestros padres nos dejaron en herencia.

Por eso, cuando alguien me dice que no le importa el Mundial porque no es futbolero, me gustaría explicarle que para muchos, con lo que menos tiene que ver esta final es con el fútbol.