viernes, 12 de marzo de 2010

La cinta del pelo

Cuando yo estaba en segundo de EGB, tenía un profesor al que le gustaba mucho todo eso de tener a su alrededor a niños cantando.
Nos enseñaba canciones mejicanas (La de la mochila azul, Pichirilo) y, sobre todo, asturianas (El mío Xuan [canción que merece un post aparte], Fuiste al Carmín de la Pola, En Oviedo no me caso, Asturias Patria Querida...)
En clase había un niño que era de un pueblín de la ribera del Nora, cerca de Oviedo, que estaba en un grupo de "coros y danzas".
El profesor hizo que este guaje nos enseñase una canción. Yo pensaba que era una canción asturiana, pero ahora buscándola en internet parece ser leonesa.
La versión que parece oficial difiere de la que yo recuerdo. No sé si fue porque realmente me la enseñaron así o porque mi memoria no es la mejor. Empezaba así:

Cinco libras me da el rey
por la cinta del pelo
Aunque me diera un millón
la cinta non la vendo

Yo ni sabía -ni sé- a qué equivaldría una libra, pero siendo yo muy pequeño, me imaginaba que sería bastante dinero.
Yo me preguntaba:

1º.- ¿Para qué querrá un rey una cinta del pelo?
2º.- Si es el rey el que se la pide ¿cómo tiene bemoles para no dársela, aunque sea por educación?
3º.- No creo que le haya costado 5 libras ¿por qué no se la vende al rey y luego se compra otra con el dinero que le sobre?
4º.- Vale que por cinco libras no se quiera deshacer de ella. Pero coño ¡un millón de libras!


(La versión "leonesa" que he visto en internet no habla de libras sino de duros, ni tampoco de un millón sino de un doblón, que la verdad es que cambia un poco los incentivos de la zagala...)

Aunque ha pasado tiempo, la canción no se me ha olvidado. Con los años a su vez, mi cabeza se fue ensuciando.
Por lo tanto me he dado cuenta de que, o bien lo que el rey quería era la cinta -digamos que como anticipo -, o bien, que cuando la trovadora decía "cinta del pelo" simplemente establecía una metáfora para referirse a otra cosa.
Vamos que el rey quería conocer mejor a la chica.
Que quería tener un encuentro.
Intimar.
Ser amantes.
Ventilársela. Zumbársela. Tirársela.

Después he llegado a la conclusión que cómo han cambiado los tiempos.
Si hace 40, 60 ó 100 se hacía una canción de este tipo era para dejar bien claro que las buenas mujeres no se dejan deshonrar, aunque sea pagándoles un potosí, ni siquiera siendo el propio rey el que se lo ofreciese.

Hoy día, la chica diría que sí antes de que el rey se fijase en ella. De hecho ni siquiera habría necesidad de que fuese el rey, bastaría un futbolista, torero, ex-de famosa o concursante de Gran Hermano.
Y la chica en cuestión antes de ponerse las bragas estaría hablando con su representante para que buscase una entrevista en Telecinco para poder contarlo.