jueves, 29 de mayo de 2008

En la nacional

* por Juan Queruán.

Había estado ahorrando dinero durante todo el invierno. Dejé a mi novia de ojos marrones y me dirigí a Sevilla, donde estaban todos mis colegas durante las vacaciones de Semana Santa de la facultad. Me despedía de la tía Sira, y cogí el Alsa a León. Al llegar a León fui a callejear. Bebí demasiado, conocí a una chica. Fuimos a un hotel. De repente me desperté. Me despedí de ella. Le mentí diciéndole que la llamaría. Ella tenía los ojos grises y tristes, pero aceptó esperarme. Corrí a la estación. Había perdido el transbordo a Madrid.
Allí estaba yo, sin dinero y a 600 km. de mis amigos. Me los imaginaba a todos bailando, bebiendo, reuniéndose hasta el amanecer, asistiendo a todas las procesiones sevillanas. Maldije mi suerte. Sólo me quedaban 20 euros y una chocolatina de Plim y la Herminia.
Me gasté 3,50 en un desayuno de churros y café. Ahora sólo me quedaban 16,50 y la chocolatina.
Decidí salir a la carretera a hacer autostop. Un viejo guardia civil me pidió la documentación.
- Chico, sería mejor que regresases a tu casa, con tu tía Sira y lo poco que queda de tu orgullo.
Asentí. Me metió en su 4x4 y allí estaba, de nuevo en la estación de autobuses. Saqué una Coca de la máquina y una palmera de chocolate. Ya sólo me quedaban 13,75 euros.
En la estación conocí a Jaime, iba a Madrid.
- Fantástico chico. Pagaremos la gasolina a medias.
Jaime conducía como un loco, en mi vida había visto a nadie así. Hablaba y hablaba, mientras su viejo Renault Laguna era lanzado hacia adelante.
Al llegar a Atocha, nos despedimos. Sólo me quedaba un euro.
Entré en un chino y robé un tomate y una lata de piña.
Con el euro llamé a Peter. Peter era un tío alto, duro, con cara de no haber roto nunca un plato. Trabajaba en esto y en aquello y soñaba con ser guionista de 7 vidas. Había tenido una infancia difícil con un padre alcohólico. Su madre que se había ido de casa con un tío de Linares.
Peter podía hacer las locuras más grandes. En aquella época estaba con Patri -su novia de toda la vida- y con Susana, una belleza de pelo rojo y con muy malas pulgas. Hasta las 6 de la tarde vivía con Patri, que trabajaba de enfermera en un hospital. A las 6, con el pretexto de ir a clases de inglés, el bueno de Peter iba al piso de Susana y follaban hasta que él se tenía que ir.
Me presentó a Susana y me pidió que le esperase en el bar de abajo. Dos horas más tarde me dijo:
- Juan, cómo me alegro de que al fin hayas venido. Te esperábamos hace días. Han pasado muchas cosas en tu ausencia. Pero vayámonos, hay muchas cosas que hacer esta noche. Deprisa, deprisa.
Tras una noche de juerga, a la mañana siguiente partimos rumbo a Sevilla en la Berling de Peter. Fuimos a llevar unos muebles a Ciudad Real. Allí Peter conoció a una chica de ojos azules y me dijo:
- Juan, sigue tú, creo que he encontrado a mi chica.
Yo no tenía un céntimo y tuve que pedir pasta a tía Sira. Juré que se la devolvería.
Finalmente pude coger el AVE a Sevilla.
Cuando llegué, ya se habían acabado las vacaciones de Semana Santa, y ninguno de mis colegas estaban allí, salvo Pibil y Santos, que ya no se hablaban. Algo había ocurrido entre la peña, pero nadie me decía por qué se habían enfadado. Se culpaban mutuamente y divagaban.
Decidí irme.
Antes, Pibil y yo, nos corrimos una juerga por Sevilla.
Al día siguiente, con una resaca espantosa y la tristeza en mi cara, me subí al Alsa Ruta de la Plata. En la estación sentada con rostro compungido vi a Moraima, una preciosa marroquí, con la que me senté y hablé. Ella huía de un matrimonio frustrado. Decidí que era la mujer de mi vida, nos quedamos en Sevilla. Yo busqué trabajo allí, pero como no lo encontré. Nos fuimos a vivir a su casa al norte de Marruecos, donde confeccionábamos alfombras. Yo al principio era muy lento, pero luego tejía muy rápido. Sus hermanos me querían mucho y nos íbamos a fumar porros todas las tardes.
Moraima tenía un hijo, el pequeño Alhafá, que me quería mucho.
Después de un año con las alfombras decidí que ya era el momento de irme.
Partí con lágrimas en los ojos y apenas unos céntimos en mis bolsillos.
Viajé haciendo autostop y colándome a trenes de largo recorrido. Escondido en los baños.
Cuando llegué a casa, mi tía Sira estaba acostada.
Llegó el verano y los chicos se fueron a Valencia. Esta vez fui directamente en tren. Al llegar, allí estaban todos, Peter, Pibil, Andrea, Lola, Pol, Josué y otros colegas. Unos tocaban, otros escribían, alguno era pintor. De repente se abrió la puerta y aparecieron Peter y Patri.
- ¡Chico, vente con nosotros a Ibiza!
Tras una noche inolvidable y llena de incidentes en Valencia, nos subimos a un Ferry, donde dejamos colgada a Patri y nos fuimos a Ibiza.
Al día siguiente decidimos que nos iríamos a Mallorca.
Ya en Mallorca pensamos que deberíamos ir a Barcelona. Desde Barcelona fuimos a La Coruña, donde se celebraba el festival de Benicasim. Nunca he visto a nadie conducir tan deprisa.
Cuando descubrimos que allí no estaba el festival, fuimos en su busca a Logroño. Maldita ciudad. No había trabajo.
- Chico, tenemos que irnos a Cádiz, las chicas son buenas y el sol espléndido.
Dijo Peter.
- Camino de Cádiz, hicimos una parada en Toledo.
Peter echaba de menos a Patri, por lo que fuimos a buscarla al ferry. En el ferry nos encontramos a Susana y a Pibil, que en ese momento estaban liados.
Peter se enrollo con Susana. Yo no me enrollé con Pibil.
Peter me dijo que Susana era la mujer de su vida.
Decidimos ir a Marruecos. Dejamos a Susana en Madrid, con el hijo que había tenido con Peter.
Al llegar a Casablanca, Peter se fue porque quería estar con Patri.
Yo estaba enfermo. Me dejó colgado pero nunca se lo echaré en cara. Cuando a Peter le pica, le pica mucho y yo lo sé. Y lo comprendo. Y es mi amigo. Y sé que en el fondo me quiere.
La última vez que lo vi, yo tenía un examen de latín. Él, que en aquel momento vivía con Lola, había venido desde Madrid sólo para verme durante un descanso entre el turno de mañana y el de tarde. Había quedado con mis amigos para jugar un mus en el bar de la facultad. Las parejas ya estaban hechas.
Aún recuerdo su mirada cuando nos suplicó si podía venirse. Yo le fallé.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Achique de espacios

Definición de mujer:

Ser humano que con su sola presencia y un par de semanas consigue transformar un piso en un apartamento, un apartamento en un estudio o un estudio en un trastero.

viernes, 23 de mayo de 2008

Cuando el ángel decida volver

Cuando el ángel decida volver se encontrará con el desierto verde, con las casas vacías y con su fuerza perdida.
Quizás haya ganado todas las guerras en las que luchó desde que se fue, pero aquí seguirá siendo un hombre invisible.
En su despedida, el ángel nunca se imaginó que tardaría tanto en volver. Entonces verá que toda su juventud la volcó en otro lugar. En un sitio en el que supieron apreciarla.
Se encontrará las mismas caras en los mismos sitios y también nuevas caras pero iguales que las antiguas. Gente que probablemente nunca hubiese tenido otra oportunidad fuera de allí.
La ciudad, estará allí, exactamente en el mismo sitio en el que estaba cuando se fue. En el mismo instante del tiempo. Detenida. Vieja. Joven. Mojada. Conformándose. Viendo pasar a los hombres invisibles, con sus pequeños castillos, sus juguetes, sus cochecitos, su ropa bonita. Mirándose unos a otros. Presumiendo. Acomplejándose. Con su competencia infantil.
En el medio de todos esos seres minúsculos, habrá gigantes que serán olvidados o rechazados. Los nuevos ángeles, que tendrán que irse cuando otro hombrecito ocupe su lugar.
Cuando el ángel decida volver se habrá perdido otra oportunidad, otra generación.

viernes, 16 de mayo de 2008

miércoles, 14 de mayo de 2008

Imágenes del desamparo

Una persona refugiada en una parada de bus, un día de lluvia, sin paraguas.

Una persona refugiada en una parada de bus, un día sin lluvia, con paraguas.