jueves, 7 de mayo de 2009

Maldigo mi dedo

Esta tarde en el Metro, volviendo a casa, vi a una chica con unas piernas increiblemente bonitas.
Como la chica parecía tener mucha prisa. Apresuré el paso y por suerte, en las escaleras mecánicas había unas cuantas garrulillas de esas que se ponen a hablar ocupando todo el espacio y no dejan que los que tienen prisa les pasen por la izquierda.
Así que me quedé justo detrás de ella.
Pude comprobar que las piernas que me había parecido ver en la lejanía -por una vez- se correspondían con la realidad.
Rectas, ni largas, ni cortas, no demasiado delgadas, ni demasiado gruesas, tonificadas de gimnasio pero sin demasiado músculo.
Lo que yo entiendo por unas piernas perfectas.
Algo muy raro de ver.
Veo chicas con las caras muy guapas, con buenos culos, pelo, ojos, pecho, cuerpo. Pero piernas realmente impresionantes no se ven demasiadas.
Aunque en Madrid las chicas, al ser de una raza más delgada, suelen tener mejores piernas y ,por ende, culos que en Asturias.

A lo que voy, que se me van las ideas.

Mi novia es una gran fan de ese tipo de piernas. Más incluso que yo. No quiero decir que sea lesbiana ni nada por el estilo. Pero se le cae la baba cuando vemos a una chica con las piernas delgadas y fuertes.

Así que ni corto ni perezoso saqué el móvil y me dispuse -de manera disimulada- a tomar una imagen.

Cuando la vi pensé puto, puto, puto dedo.