miércoles, 23 de marzo de 2016

Crónica conciertos 091 10 y 11 de marzo. Joy Eslava. Madrid

Cuando algunos pensábamos que nos iríamos a la tumba sin haber visto a los Cero en concierto, a finales del año pasado se anunció para 2016 una última gira del los granadinos.
Los primeros conciertos se anunciaron para el viernes 11 y sábado 12 de marzo de 2016 en la Sala Joy Eslava de Madrid. Las entradas las entradas se agotaron rápidamente. Así que se abrió otra para el jueves 10. Yo conseguí entradas para el jueves y el viernes.

No soy músico ni experto en crónicas de conciertos pero intentaré dar mi humilde visión de estos dos conciertos.

Obviamente la sala estaba repleta los dos días. Del público yo diría que andaba en su mayoría entre la treintena y la cincuentena. Había muchas parejas. Y alguna hasta con hijo adolescente.
Ninguno de los dos días tuve suerte en la posición. El jueves entramos bastante tarde y al día siguiente aunque llegué antes ya estaba todo el patio repleto. Así que los dos días oí el concierto debajo de un techo. Eso hace que el sonido esté bastante distorsionado. Supongo que se come agudos y te llega un sonido más opaco. Aún con esta limitación yo diría que el sonido me pareció bueno.

Los dos conciertos fueron -creo- iguales en cuanto a repertorio. Me da la impresión que van a hacer el mismo concierto, o muy similar, en toda la gira. No los veo arriesgando mucho en este aspecto.
Fueron muy puntuales. El jueves el concierto incluso comenzó dos minutos antes de la hora. Me imagino que por el horario contratado con la sala o por normativas de ruidos.

La lista de canciones que sonaron es muy parecida a la del Último Concierto de 1996. Supongo que cada uno echará de menos alguna canción que sustituiría por otra.

Cuando un grupo que vuelve después de veinte años, con una de las mejores listas de canciones que yo conozco se presenta ante una sala llena de seguidores abstinentes, las cosas sólo pueden salir bien.

Del concierto lo más destacable es el repertorio. Dos horas de canciones inmensas. Con algunos puntos muy altos por temas que funcionan en directo de un modo asombroso (Qué fue del siglo XX, En la calle, La torre de la vela o -evidentemente- La vida qué mala es).

El primer impacto de ver a tu grupo favorito, con su última formación íntegra, cuando ya pensabas que sólo los podrías ver en vídeos se ve considerablemente amortiguada por su actitud. No sé si serán los nervios, que los granadinos son así de siesos o que alguien les ha puesto una pistola en el pecho para volver, pero alegría lo que se dice alegría de estar vivos y tocando de nuevo un rosario de canciones fabulosas, no es lo que más transmiten.
Es cierto que el jueves Víctor, uno de los guitarristas, parecía más metido y Jacinto, el bajista, ya se parecía más a sí mismo. Pero sólo un poco más.
A José Ignacio no le vamos a pedir que nos cuente un chiste ni que se muestre emocionado. De hecho, ya ha hecho de ese pesimismo vital y de ese medio-derrotismo su marca personal.
A mí personalmente, que llevaba tanto soñando con su vuelta, no me hubiese molestado nada un poco más de exaltación. Pero esta gente tienen de populistas lo que yo de rastafari.

La gran revelación de la noche para mí fue sin duda José Antonio, el cantante. Parece que lo hubiesen congelado en el último acorde de Fuego en mi oficina en el 96 y lo sacasen de la nevera para los conciertos. No es tan comunicativo entre canción y canción como yo me imaginaba pero es sin duda el más carismático en escena.
Preocupado en cantar bien se mueve el escenario sin histrionismos. Gran cantante con imagen y solera. Transmite un aire entre rockero y gitano muy especial.
El que me pareció que menos disfrutó de los conciertos fue Tacho, el batería. Le suponía más pegada, más seguridad en el tempo y una mirada al frente. Parecía como si estuviese vigilando un repertorio pegado al suelo debajo del charles. Quizás fue a él al que le pesó más la responsabilidad.

He de decir que tras dos días de concierto de los Cero, el sábado tenía cierto síndrome de abstinencia. 
Espero quitarme el mono lo antes posible.