viernes, 5 de febrero de 2010

Por decreto


Ya han caído los controladores aéreos.
Los próximos serán los políticos.
A que no hay cojones, ¿eh, Pepiño?

Despertares


Llevábamos milenios revoloteando en pequeñas nubes sobre la tierra de esa isla.
Un día, de pronto, sentimos que nuestro tiempo había acabado.
Nos dirigimos al mar.

Aún recuerdo como nuestra preciosa procesión se reflejaba sobre las cabezas de piedra.

Pero cuando nos íbamos a arrojar sobre el agua, unos horribles peces emergieron de ella y, atacándonos, nos obligaron a retroceder.

Desde ese momento todo cambió.

Comenzamos a sentir nuestro propio peso. Nos cansábamos de volar. Descubrimos la enfermedad y el dolor. Los latidos del hambre. El miedo. Aparecieron los enemigos. Y también nos convertimos en depredadores. Tuvimos que engendrar en odiosas uniones. Nacieron unos y otros nos fuimos muriendo.

Sin razón.