viernes, 6 de noviembre de 2009

Mis veinte años

Viajo por túneles.
Realmente no hay mucho que ver allí abajo, así que los que hacemos estos trayectos solemos acompañarnos de un libro, de apuntes o de música.
Últimamente no he estado leyendo mucho. He escuchado un poco de música. Viejas canciones que ya conocía, otras que ya debería haber escuchado hace muchos años, música más actual... Ha habido cosas que me han gustado mucho, otras menos y otras casi nada.
Revolviendo en el reproductor de mp3 encontré una carpeta que se llama Los D^ebiles (o algo así).
Hacía tiempo que no escuchaba esas canciones.
Nunca he tenido una perspectiva válida de lo que hacíamos. Y creo que nunca la tendré. No sé con claridad qué tipo de música hacíamos. Si era buena, mala, regular. Supongo que dentro de cada canción habría una mezcla de cosas interesantes y otras aborrecibles. Sí creo que todos los discos tienen el lastre de la producción -el sonido, cómo están tocados, mezclados...-.
En todo caso- ese día llegué a trabajar escuchando una de nuestras canciones. Fue una sensación maravillosa. No sé describirla. Fue como volver a mí, a lo que era, a lo que soy, o a lo que yo debería ser.
Hace unos años, no muchos -antes de seguir el mismo camino por el que huye la gente-, yo tenía una banda de rock'n roll. Yo aún estaba vivo y -en nuestro diminuto mundo- era alguien.
No me importaba si había una crisis, si incrementaban el sueldo o los impuestos, si subía el billete del autobús o si tenía que hacer algo para que mi jefe no se enfadase.
Evidentemente no era un tipo feliz. Nadie es feliz. Fue una época de dudas, de amores frágiles, de miedos, de soledades, de inseguridad, de preocupación por el futuro, de muros que parecían infranqueables, de limitaciones económicas... tenía veinte años.
Nunca creí que lo que hacíamos fuese del todo serio. Estaba el resto del mundo recordándonos lo que debíamos hacer.
Reconozco que más que probablemente no hubiésemos llegado a nada -económicamente hablando-. Muchos menos yo, que no tengo ninguna aptitud musical.
No digo que tocar en grupo haya sido mejor que hacer otra cosa. Simplemente era lo que nosotros hacíamos, lo que nos gustaba. Otros viajaron, o conocieron personas, o leyeron, o subieron montañas. Es lo mismo.
Yo agradezco que, en esa época diferente -improductivos pero mágicos- en la que te puedes permitir la libertad de no pagar un alquiler o una hipoteca, de no ir a trabajar todos los días o de no cuidar de más personas, yo haya podido viajar con algunos de mis héroes. Carlos Lana, César, Luis, Jandro, Alvarín y -siempre- Toli.
No sé si su música juega con ventaja sobre mí -supongo que sí- pero, aunque sus nuevas canciones han ido haciéndose aún un poco más densas y difíciles, sigo encontrando en ellas verdades que yo podría firmar o de las que puedo aprender y, sobre todo, me hacen recordar a ese que me gustaría ser pero que ya no puedo.
Estoy convencido que en algún lugar, esa parte de nosotros sigue tocando en conciertos perdidos, con frío, casi sin público y con muy poco dinero.

Por eso quiero agradecer a Los Débiles que me hayan dejado tocar, aprender, viajar y vivir con ellos durante mis veinte años.

Ahora ya somos como nunca pretendimos(...)
Celebremos que nos mantenemos a pesar
De haber dejado nuestros sueños atrás(...)
El amor frágil ya se fue

Y lo aceptamos como época pasada
"Oro" de Gabriel Benz y Los Supervivientes
por D.G.Tolivia