miércoles, 9 de mayo de 2007

Cartas desde Madrid

Querida prima Cecilia.

He recibido tu carta -muy simpática por cierto-. Me ha encantado saber que estáis todos bien.

Yo por aquí sigo como siempre, madrugo mucho y llego a casa bastante cansado. Como me pides en tu carta que te cuente más cosas de Madrid voy a dedicarme a decirte lo que yo veo que tiene de especial esta ciudad, ya que por mi parte tampoco tengo muchas cosas que contarte.

Lo primero que -creo- te llamará la atención de Madrid es lo rápido que van los coches y la gente.
El tráfico no se detiene hasta que pasan unos segundos después de que el disco se haya puesto en rojo. Los peatones no dicen nada y simplemente esperan unos segundos después de que su semáforo se ponga en verde para pasar.
No obstante, los conductores no tienen tanta paciencia con los peatones -a los cuales detestan y tratan como seres de raza inferior- y les pitan en cuanto los vean cruzando fuera de sitio, aunque ni siquiera les estén retrasando porque el semáforo está en rojo para el automóvil.
Aquí ser peatón viene a ser como en Asturias ser un babayo. Te tratan con ese respeto.
Ser peatón es de pringaos. Por ejemplo, aquí no te vas a encontrar una calle peatonal por mucho que la busques. Los comerciantes, protestan si creen con que la calle donde tienen su establecimiento se va a hacer peatonal. Justo al revés que en Asturias...

Los madrileños prefieren ir a trabajar en coche antes que en bus, metro o cercanías.
En Madrid, el transporte público es cosa de emigrantes, estudiantes o borrachos. No se ve mucha gente con traje en el tren o en el metro.
Aquí se opta por gastar gasolina, perder tiempo, gastar el coche y conducir, antes que viajar en medios públicos. Da más status. Aunque eso creo que pasa en toda España, la verdad. Pero es que viendo el tráfico de Madrid uno piensa que deberían hacer una excepción.

En parte no les culpo. El transporte público de Madrid no funciona tan bien como ellos creen. El tren unos días se retrasa, no pasa a las horas que señala en los horarios, a veces va llenos de gente y en el metro te cobran de un día para otro un plus de 2 euros por ir al aeropuerto...
Pero lo peor, lo peor es lo guarros que son los condenaos.
Hay más mierda en un vagón de un cercanías que en la cochiquera de Doña Máxima cuando su marido se puso malo de las cervicales. Qué guarros que son los tíos. Periódicos por el suelo. Ponen los pies en el asiento de delante, hasta vomitan en el metro. No se ve a nadie limpiando. Pero es que en la calle pasa lo mismo. No te lo creerás, pero en la mitad de las calles de Madrid hay un contenedor de esos de obra, donde la gente va a tirar de todo y la basura allí se queda durante semanas. No te miento.

Luego está el tema del tabaco. No sé si será el estrés o el escuatro, pero los tíos fuman como carreteros. Ellos y ellas.
No existen los bares o restaurantes para no fumadores. Incluso en los comedores del lugar de trabajo está permitido fumar. Ni zonas restringidas ni porras. Ellos fuman y tú te aguantas. Salen a la calle a fumar pero dejan la puerta abierta porque dicen que hace frío. Caray, pues no salgas a fumar.
Cuando cambia el tiempo, lo contrario, que hace calor. O sea, que para que ellos fumen, además de fumar tú, tienes que helarte o asarte de calor.
Y no discutas con ellos porque siempre tienen la razón. Y tú eres el insolidario.

Bueno te voy a ir dando algunas palabras para cuando vengas.

Si les dices que hiciste algo "a lo pijo" ellos no lo van a entender como que lo hiciste "a lo tonto" sino que creerán que es lo has hecho a lo niño pijo, de pijería.
Lo mismo con "pijadas". Para ellos una pijada es cuando una chica se compra un mini Cooper de color rosa, por ejemplo. No digas pijaes porque esto ya no lo entienden de ningún modo.

"Me presta" - Para ellos prestar es sinónimo de dejar algo a alguien durante un tiempo determinado. Así que si dices "Esa canción me presta", los descolocas totalmente.

"¿Vale?" - Es una expresión que usan al final de cada frase cuando te están explicando algo. Normalmente los madrileños repiten las cosas y dicen ¿vale? Por ejemplo: "Te cogeh la línea 8 de Deliciah a Callao ¿vale?. De Delicia a Callao te va po la línea 8 ¿vale?" Sí, un euro el billete sencillo es lo que vale.

"¿Qué pasa contigo?" - Es Asturias esta expresión sólo se utiliza como preámbulo de unos puñetazos como panes. En Madrid, en cambio, se utiliza a modo de saludo. Como el "¿qué ye, ho?" nuestro.

"¿O qué? / ¿que no?" - Esta me es más difícil de traducir. No acabo de saber cuándo la usan o cuando no. Yo creo que es para rellenar. Pueden mantener frases vacías sin decir nada. "Po ¿qué ej... que no? Nos ha jodido Mayo con las flores ¿o qué? ¿vale? Po vale. E lo suyo, masho ¿o no? ¡qué cabrón!".

Bueno, prima.
He visto que me he enrollado mucho y tengo que hacerme la cena.

En breve te mandaré otra carta hablándote de la capital del imperio.

Un beso, afortunada provinciana.