sábado, 24 de febrero de 2018

Guitarras eléctricas y evolución

Me entero por las noticias de que Gibson, el fábricante de guitarras, está al borde de la quiebra.
Al parecer las ventas de guitarras han caído drásticamente en los últimos años.
Por lo poco que he leído de este asunto, las razones que alegan algunos conocedores del negocio para esta caída de ventas se basa en que las nuevas generaciones ya no están interesadas en las guitarras. Sobre todo en las guitarras de gama alta.
Dicen estos expertos que el mercado de Gibson actualmente se centra sólo en gente de mediana edad. Somos los cuarentones y cincuentones los únicos interesados en este tipo de producto. Y eso es un mercado muy reducido.
Creen que a los jóvenes ya no les interesa tanto el rock como antes. Ahora tiene mucha cabida entre sus gustos la música rap o la electrónica. Estilos musicales que no necesitan tanto de la guitarra eléctrica como elemento principal. Ponen como ejemplo que en esta generación nos haya ningún guitar hero como nosotros conocimos. El último que recuerdo fue Slash. Pero yo, sin ser un especial aficionado a la guitarra eléctrica podría dar nombres como Joe Satriani, Steve Vai, Stevie Ray Vaughan, Ted Nuget, Mark Knoppler, Santana, Jimmy Hendrix, Jimmi Page, Van Halen, B.B. King, Brian May, Jeff Beck, Angus Young, Yngwie Malmsteen...  
Alegan también que la juventud actual está más enfocada a productos de resultados más inmediatos. A una guitarra eléctrica hay que dedicarle mucho tiempo y esfuerzo para conseguir los primeros frutos. Además, no basta con esto, se requiere cierto talento.
Yo añadiría que las guitarras no se suelen tirar a la basura. Por lo que una buena guitarra que fabricó hace muchos años no se degrada. Así que con todo el material de segunda mano que circula por el mucho debería haber varias guitarras por guitarrista.
Lo que probablemente le vaya a pasar a Gibson será lo mismo que pasó antes decenas de veces. Yo que soy más de baterías podría citar marcas como Leedy, Camco, Ludwig, Rogers, Slingerland, Fibes, Trixon, Hayman o tantas otras. Muchas de ellas por errores estratégicos, otras por la competencia  de marcas baratas asiáticas desde finales de los 60, por las aduanas, por los cambios de gustos de la gente o por otras razones acabaron desapareciendo o siendo compradas por compañías grandes como CBS, Conn-Selmer que buscaron el beneficio a corto plazo y se quedaron sólo con la marca y no con la calidad. (La propia Gibson adquirió de Grestsch la marca Slingerland después de que en 1970 su propietario la vendiese).
Por mucho que nos duela a los pocos fanáticos es algo natural que tenemos que aceptar.

Otra parte de la evolución que tenemos que asumir es la del cambio de gustos y de actitudes. Recuerdo hace muchos años que salíamos de un ensayo en el local de Luis en General Elorza. Toli llevaba su guitarra eléctrica en una funda blanda y un señor le dijo algo. No sé si medio en broma o en serio le dijo que lo que llevaba era malo o algo así. Al parecer era un guitarrista de guitarra clásica.
Para un guitarrista clásico, con razón, una guitarra eléctrica es una guitarra simplona, resultona, falta de matiz. Una cosa basta. 
A su vez, para un violinista clásico o para un instrumentista de orquesta clásica es posible que la guitarra sea un instrumento de segunda división.
El pop surgió como una forma fácil de que la gente joven pudiese hacer música usando sólo tres acordes.
Por tanto, que un chaval joven haga música desde su iPad, o con una mesa de ritmos no tiene que resultar una herejía a una generación que necesitamos un enchufe para sonar.