sábado, 2 de junio de 2012

Tener un crío

Tras la conclusión del capítulo Bodas continúo con la siguiente etiqueta dedicada a las etapas vitales.
En esta ocasión, y siguiendo un orden más o menos lógico, será dedicado a la paternidad.
Para intentar ser un poco ordenado intentaré empezar por el principio.
Después de un periodo relativamente prudencial, muchas parejas, después de casarse el siguiente paso que realizan es tener un bebé. Para ello hay que ir a por el bebé
Para ir a por el bebé hay que practicar sexo (ahora se dice tener sexo porque en inglés se dice having sex).
Sí, lo sé. Suena bien. Tú mujer ya no tendrá excusas para no follar.
Pues, siento decirlo, pero es una p... m......
Teniendo en cuenta periodos de ovulación y las consecuentes operaciones logísticas, no vamos a fuckar más. Sólo vamos a copular todo junto dos o tres días seguidos. (Ya no suena tan bien, ¿eh?).
Y no, las matemáticas aquí no funcionan. Follar X follar no es igual follar al cuadrado. Es algo mucho más triste.
No quiero parecer delicado ni gayer ni nada por el estilo pero realmente llegas a sentirte cosificado. Como si tu pareja sólo se interesase por ti por el sexo. En resumen, como se sienten las mujeres habitualmente.
Para poner un símil. Imagínate que vas a un restaurante con tu novia y pedís dos cachopos con patatas. Tu novia no llegó a la mitad de su cachopo y no puede más. Así que te dice que te lo comas tú. Miel sobre hojuelas. Tú, con tu furia fartona te acabas tu cachopo, aunque ya haciendo ese esfuerzo que todo hombre -especialmente asturiano- hace por un cachopo. Te pones con el de tu pareja. Pero ya llega un momento en el que no puedes más. Ahora imagínate que aunque no puedas más, ella te obliga a acabártelo. Y el camarero también. Ah, y a palo seco. Sin nada para beber.
Vale, pues imagínate que el cachopo no es cachopo. Que son patatas cocidas. Sin sal. Y preparadas por tu mujer. Y ahora imagínate que cuando  consigues acabarte todas las patatonas. Tu mujer te dice que para cenar vas a tener más patatonas. Y mañana y pasado también tocan patatonas...

No mola. ¿A qué no?

* Qué fino me hubiese quedado esta metáfora de la comida y el sexo si no hubiese puesto la palabra follar cinco veces.