domingo, 24 de febrero de 2013

España Pública

Parece que España entera se está manifestando "en defensa de lo público". Entro en Facebook y mi amiga Marián tiene algo así como doscientas mil entradas en las que se muestra enfadadísima por los recortes. Los artistas españoles aprovechan cualquier ocasión para revindicar lo público. Mi amigo César Pop, twitea desde una manifestación. Los profesores de institutos están de huelga. La pediatra de mi hija también. En las ventanas del centro de salud hay colgadas batas blancas. En las ventanas de los edificios carteles contra los recortes...
Entiendo que estas expresiones vengan de funcionarios, de prejubilados de Hunosa, de personas que reciben ingresos de subvenciones. Pero que un trabajador se manifieste "en defensa de lo público" no lo puedo entender.
La pregunta que os estaréis haciendo es por qué no. Lo público es bueno. La salud pública es buena. La educación pública es buena. Los parques públicos, las obras públicas, los servicios públicos... todo lo público es bueno.
Yo digo que no. Y lo digo por una razón sencillísima: Por que yo nací libre. Porque yo no soy un esclavo.
Lo público, al contrario que lo privado, nos viene impuesto. Lo privado representa la libertad. Lo público la esclavitud.
(Hago un inciso para decir que entiendo que -aparte de que la mayoría de los manifestantes salen a la calle en contra del PP, porque representa al equipo contrario- lo que realmente va a pasar es que se van a rebajar los servicios públicos pero no se van a bajar ni un céntimo los impuestos, y eso es lo que es realmente digno de encabronamiento).
Prácticamente todo el mundo piensa que la salud pública es lo mejor. Y si no, alguien se va a encargar de poner algún ejemplo de lo malvado del sistema de salud en EE.UU.
Si yo, no quiero formar parte de la salud pública, nadie puede obligarme a pagar. De hecho, este sistema de salud pública al que muchos ignorantes denominan "un derecho que se ganaron nuestros padres" no es más que un servicio por el que pagamos todos. Y desgraciadamente, unos muchísimo más que otros (yo no soy de los que lo paga mucho porque tengo un salario bajo). Precisamente este sistema fue impuesto por el generalísmo Francisco Franco, adalid de las libertades.
Si yo no quiero que mi hija se eduque en la forma en la que las normas del Estado o a la edad que el Estado me obliga a meterla en el sistema educativo ¿por qué tengo que hacerlo?
El Estado no es mi padre. Yo no necesito que nadie me diga cómo administrar mi dinero, si puedo o no tomar drogas, cómo tiene que ser mi educación o a qué médico tengo que ir.
Por todo ello, lo público tiene que adelgazar hasta lo mínimo imprescindible. Un ejército para defendernos de amenazas exteriores, una polícía para defendernos de amenazas interiores, unos juzgados de lo penal.
Y poco más.
Muchos pensarán, "claro entonces los ricos se comerán a los pobres" o "los jueces estarán comprados" o cosas por el estilo.
Como pienso que lo público no es mejor que lo privado, diré que hasta ahora lo público no ha servido para que los pobres sean menos pobres ni para los poderes no estén corrompidos. Lo público no es ni ha sido ni será una garantía de justicia. Todo lo contrario. Lo público es lo que permite que haya figuras que desequilibran toda la economía. Lo público inventó a los notarios y a los registradores, las restricciones para estancos y farmacias, las cuotas en la fabricación de productos y en los accesos a los puestos, la casta funcionarial, la casta política, los privilegios para algunos...
Con una economía privada la tendencia sería a que cada uno reciba lo que produce. Lo cual es más justo que la tendencia actual de que cada uno reciba lo que necesita.
Así que mientras todos os manifestáis en defensa de lo público yo estaré solo, completamente solo, manifestándome en defensa de lo privado.