viernes, 30 de diciembre de 2005

La última noche

Como al día siguiente era fin de año, él y ella habían estado de compras buscando medias, corbatas y un montón de complementos de última hora.
Ella trabajaba y le pidió a él que le echase la primitiva y que ya le devolvería el dinero.
Él salió por la tarde para cambiar su corbata y cuando ya estaba llegando a casa recordó que tenía en el bolsillo del pantalón un papel que debía llevar a una administración de lotería.
Cuando lo sacó del bolso vio que eran dos los pliegos. En uno ponía “lotería primitiva” y en el otro “euromillones”.
La lotera le devolvió dos resguardos y le cobró 3 euros con 50 céntimos.

En la noche de fin de año él y ella tuvieron una discusión. Él dijo que se iba de la fiesta y ella no dijo que no.
Cuando él iba conduciendo el coche de camino a casa, se le fue yendo el enfado y se arrepintió de haberse ido.
Paró el coche en un cruce y volvió a la fiesta.

Cuando entró la encontró en un rincón besando a otro chico.



Un mes y medio después él comenzó a tener ánimo para ordenar su cuarto.
Debajo de un vasito que tenía en el armario encontró los dos cupones sellados.

Dos días más tarde se sentó frente al ordenador para comprobar los dos boletos.
En la sección de sorteos pasados pudo ver que sólo en la lotería primitiva sólo coincidía un número de los jugados.
Le costó más encontrar la página de Euromillones.
Cuando pinchó en el sorteo del día 30 de Diciembre, se quedó paralizado al ver que los números coincidían con el resguardo que tenía. Los cinco números y las dos estrellas.
Comprobó el premio y era de casi 6 millones de euros.


A los 18 meses terminó el juicio. Ella le demandó porque decía que el boleto le pertenecía, ya que él había actuado como un mero agente.
Él lo negó. Dijo que eran su boleto. Que él lo había rellenado y pagado.
Su abogado no entendía por qué, -si su intención era quedarse con el dinero-, la había llamado para decirle que les habían tocado 6 millones de euros.

El juez falló a favor de él.
Ella tuvo que pagar los gastos del juicio. Unos 9000 euros.



5 años después él había acabado casi todo el dinero. Había viajado, comprado de todo y sobre todo se había gastado la mayor parte del dinero en acostarse con mujeres. Nórdicas, mulatas, hindúes, orientales, brasileñas, italianas…



Por las noches, antes de dormirse él seguía pensando en ella.