sábado, 22 de febrero de 2014

Por los pelos

Me acerqué a ella por la noche en un bar. Noté una mirada extraña de los camareros y de sus amigas.
A pesar de ser bastante bonita no parecía tener a nadie rondándola.
Tenía un carácter un poco agrio, es cierto, pero al menos me hizo caso y me dio su teléfono.
En el baño me pareció que un borracho decía no sabes dónde te metes. 
A la mañana siguiente la llamé y quedamos. Me dijo que pasase a buscarla por su casa. Me dio la dirección. Vivía en el segundo piso de una calle cerca de allí.
A la hora prevista, cuando fui a picarle vi esto:

Salí corriendo.

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