sábado, 14 de septiembre de 2013

El móvil

Una compañera de trabajo me ha contado una historia que le sucedió a una amiga suya que a mí me ha parecido muy costumbrista y por eso os la relato.
Resulta que esa chica es muy despistada. Tenía un teléfono móvil Sony Xperia que le había costado 600 euros y un día que había quedado con mi compañera y otras amigas en una cafetería, lo metió en el bolso del abrigo.
Cuando llegó a casa se dio cuenta de que le faltaba. Cuando llegó a la conclusión de que se lo habían robado lo primero que hizo fue denunciarlo y lo siguiente quitar todas las fotos personales que tenía en la nube o en el dropbox o donde los Sony guarden las fotos.
Unos días después pudo comprobar que a su nube empezaban a subir fotos de una pareja desconocida. Después comenzaron a subir vídeos. Los vídeos podían ser desde una escena de la chica cocinando o de la chica y el chico copulando.
Como había imágenes de fotos en una plaza de Alcalá de Henares, la chica y una amiga fueron a preguntar a la gente si la conocían. Con la información que obtuvieron fueron a la policía, que no hizo mucho.
Un día, mi compañera estaba con otra amiga y le contó del móvil. Esta amiga le dijo que por eso había recibido un Whatsapp desde el móvil robado pero de una desconocida. 
Gracias a ese Whatsapp, conocieron cuál era el teléfono de la ladrona.
Con esa información adicional fueron de nuevo a la policía. De tanto ir por ahí, los policías ya se conocían la historia del móvil robado de cabo a rabo.
Así que esa tarde, cuando se presentó en comisaría la ladrona inmediatamente la reconocieron.
Resulta que la tía iba a denunciar los malos tratos de su pareja.
Los policías enseguida le pidieron la documentación y el móvil. Llamaron a la propietaria y se lo devolvieron. Ella decidió no seguir adelante con la denuncia.
La ladrona dijo que se lo había encontrado en la calle.
Parecía sorprendente una denuncia por malos tratos cuando, de lo visto en los vídeos, se trataba de una pareja que estaba todo el día manteniendo relaciones sexuales.
Como los mensajes y whatsapps de la chica se habían quedado en el teléfono. La propietaria se pudo enterar de que la ladrona había ido a la comisaria a denunciar por malos tratos a su pareja porque había oído que en España daban una paga a las mujeres que denuncian malos tratos.

Esta historia es verídica.

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