viernes, 25 de diciembre de 2009

Navidad

Me gustan las navidades. Tienen un montón de cosas bonitas: el frío -este año la nieve-, volver a casa, la familia, la comida, el ambiente...
Pero ayer, Nochebuena, fui al entierro del padre de un amigo. Supongo que de ahora en adelante a esa familia la Navidad le traerá un recuerdo malo.
Otro amigo dice en su blog que no le gusta la Navidad. Me dicen también que otro va a pasar sólo la Nochebuena porque la considera el día más triste del año. Yo mismo, durante una época, sentí la Navidad como unas fechas desagradables.
Es cierto que la soledad -o la percepción que tenemos de ella- aparece más clara -o nosotros estamos más sensibles- que el resto del año.
No sé exactamente a dónde quiero ir con este post. Creo que quiero decir que si bien es cierto que un acontecimiento como es la muerte de alguien querido te puede arruinar estas fiestas durante varios años, el simple hecho de odiar la Navidad -o cualquier época, o cualquier lugar, o a cualquier persona- poniendo como pretexto el daño que alguien te ha hecho, o tu situación personal, sentimental, laboral, económica... no es justo contigo mismo. Caer en la melancolía y castigarse y decidir que un tiempo del año es triste sólo porque no tenemos todo lo que anhelamos, creo que no está bien.

Hay una canción de Springsteen que dice algo así como que hay que romper con las cosas que nos hacen sufrir. El error es querer romper con el lugar o el momento en el que sentimos ese dolor y no con sus causas.
Nadie debería odiar la Navidad. Nadie debería seguir atándose a lo que le hace sufrir.

Y aquí concluye el post con menos sentido y más deslavazado que he escrito en mi vida. Me gustaría saber explicarme mejor.

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