jueves, 15 de junio de 2006

España, Éspaña, Españá

Anteayer se hacía chistes sobre ella.
Ayer esos mismos decían que la selección española es mejor equipo que la brasileña.

Sólo hizo falta jugar contra un equipo débil al que se le metieron dos goles de rebote, otro de penalty injusto (con expulsión) y otro contra 10 jugadores.
El entrenador pasó de ser un villano a un genio.

Se dedicó una cámara sólamente a los príncipes, que estaban viendo el partido. Se repitió cada uno de sus gestos docenas de veces.

Ya se habla de jugador talismán, familia real talismán, entrenador talismán... ¡incluso de hotel talismán!

Intuyo que quizás dentro de unos días tendremos el nombre de otro árbitro que los medios de comunicación nos harán recordar.

Las mismas personas que ahora alaban hasta a los utilleros, dentro de cinco días puede estar insultándoles.

La misma gente que ahora le ríe las gracias a los príncipes, dentro de unos años puede que los estén linchando públicamente en la plaza de Castilla.

¡España, Éspaña, Españá!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo bueno de la selección española es que nunca te decepciona. Sabes que en toda competición en la que participe no llegará lejos.
España, Éspaña, Españá....

LaGrand dijo...

El Domingo pasado forges publicó en El País está viñeta.
http://www.elpais.es/vineta.html?autor=Forges&d_date=20060625&anchor=elpporopi

Anónimo dijo...

Nací en España en el 73. Me tocó tener como ídolo a Arconada. Hoy vuelvo a recordar la tristeza de aquella noche de verano del 82 en que entregó tras un rechace un balón a los pies de Litbarski para que nos echaran de aquel mundial. Envidio a la generación de mediados de los 80 que nació en Francia porque ellos han tenido como ídolo a un tal Zidane; les hizo ganar un mundial hace 8 años y les hace seguir siendo niños hoy. Me ha alegrado muchísimo su gol. Ójala que todo tuviéramos la oportunidad de tener más ídolos así. Yo voy con Francia..., perdón, con Zinedine.

orbuá

gonzalomelero dijo...

También vi la viñeta de Forges antes del partido y ya de por sí me pareció una genialidad. Tras el partido pasó a convertirse en profecía. Pero yo ya no sufro. He llegado a un estado suprafutbolero en el que las camisetas rojas sólo son trapos de colores. Y, como hace Toli, simplemente disfruto de Zidane. Este mundial ya es suyo pase lo que pase.