lunes, 28 de febrero de 2005

El regalo

Como muestra de su amor, el emperador le regaló a su esposa el más maravilloso palacio del mundo.
Construyó con marmol sus paredes y recubrió con pan de oro sus enormes cúpulas.
La obra duró 25 años y cuando concluyó, se celebró durante 60 días y 60 noches.

La emperatriz lo único que quería eran unas sandalias con borlas que había visto en un mercadillo de Nueva Delhi.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial...

Anónimo dijo...

Sin duda fue porque tras 25 años de visitar la obra y no poder convencer al contratista de que pusiera Sirestone en la cocina, o que no hubiera ningun cajón verdulero entre los muebles la casa le parecía demasiado vulgar a la emperatriz. También podría estar mosqueada porque pensaba que el sintasol es más higiénico que la madera tan orgánica ella, o porque el termostato no tiene libro de instrucciones o porque las vetas de las piedras de marmol del baño no casaban. La emperatriz protestaría porque no tiene porqué saber usar las llaves de corte de los sanitarios; ni saber que si no abres la llave del radiador, el mismo no calienta; ni comprender que el ascensor baja a los sótanos tras pulsar el signo "-" (ya sabes... -1 para el sotano 1, -2 para el dos).E incluso alguna emperatriz se sorprende de que haya que pagar la comunidad aun en el caso de no estar viviendo en el piso.....
Lo peor del caso es que todo esto son "emperatrices" reales...

LaGrand dijo...

Ramsonian, te recuerdo que los comentarios normalmente deben estar a un nivel digamos... inferior al post inicial.
¡Tío es que me dejas en ridículo!
El que tiene que parecer listo soy yo.